Nació el 28 de octubre de 1866 en Villanueva de Arosa, Pontevedra.
Bajo presión de su padre cursa estudios de Derecho en la Universidad de
Santiago de Compostela, pero tras su muerte y un breve paso por Madrid, los
abandona y viaja a México, donde fue periodista en El Correo Español y El
Universal. Regresó a Madrid como funcionario del Estado, en el Ministerio de
Instrucción Pública y Bellas Artes y llevó una vida bohemia de la que se
cuentan muchas anécdotas. En 1899 y durante una disputa con un amigo recibe un
bastonazo en la muñeca que le provoca la pérdida del brazo izquierdo.
Asiduo de varias tertulias madrileñas, se relaciona con figuras como
Gómez Carrillo, Pío Baroja, Azorín, Francisco Villaespesa y Jacinto Benavente
entre otros. Asiste a los cafés de Fornos, el Suizo, el Café del Príncipe, el
Café de Madrid, el Café de El Gato Negro, y la terraza del Café Gijón.
Formó parte de la corriente literaria denominada Modernismo y en sus
últimas obras se aproxima a la denominada Generación del 98. Su primer título
fue Femeninas (1895), al que siguieron obras como Flor de santidad, de 1904, la
poesía de Aromas de leyenda, de 1907, y las cuatro Sonatas (de otoño, estío,
primavera y verano), aparecidas entre 1902 y 1905, y biografía del marqués de
Bradomín.
En 1907 contrajo matrimonio con la actriz Josefina Blanco, y edita la
primera de sus llamadas comedias bárbaras, Águila de blasón, a la que siguió
Romance de lobos, de 1908.
En el año 1916 Ramón del Valle-Inclán visitó el
frente francés en la I Guerra Mundial, y en 1922 volvió a México. En Cara de plata, (1922), tercer volumen de
esta trilogía teatral, vuelve a la crítica social, como también ocurre en sus
tres novelas ambientadas en la guerra carlista, Los cruzados de la causa, de
1908; El resplandor de la hoguera, de 1909, y Gerifaltes de antaño, de 1909. En
las obras dramáticas Cuento de abril, de 1910, y La marquesa Rosalinda, de
1913, regresa a el modernismo. Lo mismo que en Voces de gesta, de 1911. Su
segundo viaje a México también le inspiró la escritura de Tirano Banderas,
publicada en 1926, y considerada su mejor obra.
Luces de bohemia, su obra
teatral de 1920, estableció una estética de lo feo, con un expresionismo
caricaturesco que él mismo denomina "del héroe reflejado en el espejo
cóncavo" y que llamará esperpento. Los cuernos de don Friolera, de 1921, y
Las galas del difunto, 1926, inciden en esta estética, mientras que en Divinas
palabras, de 1920, la virtud de la palabra sagrada se impone a las pasiones
carnales. Valle-Inclán escribió más adelante La corte de los milagros, 1927,
Viva mi dueño, 1928 y Baza de espadas, que apareció póstumamente.
Proclamada la República en 1931, fue nombrado presidente del Ateneo de
Madrid; un año después, conservador del Tesoro Artístico Nacional y Director de
la Escuela de Bellas Artes de Roma.
Ramón del Valle-Inclán regresó a Galicia falleciendo el 5 de enero de
1936 en Santiago de Compostela.
Sem comentários:
Enviar um comentário